¿Qué aspectos destaca usted de este proceso?
Hoy no podemos hablar de justicia sin seguridad ni viceversa, y esa es la razón por la cual al hacer una reflexión profunda de lo que Ecuador ha logrado en estos últimos años, hemos podido constatar que en el Ecuador hay una transformación: del Estado de Derecho rígido ha pasado a un Estado de Derecho democrático, de derechos con justicia, y eso lo podemos percibir, no solo en lo que concretamente es la ley, la arquitectura legal, sino que también lo hemos visto en la mejora de la calidad de vida de los ecuatorianos, en cómo se ha combatido la pobreza, elementos e indicadores sociales que nos han dado un norte porque, justicia no es únicamente cuántas sentencias hay. Justicia es cómo accedo a la justicia, esa justicia social, esa posibilidad de que sea una justicia igualitaria, que haya igualdad ante la ley (…) Es evidente que toda la parte administrativa de la justicia permitió y propició que haya una mejora en las condiciones de la prestación del servicio y ese es un mérito que tiene el Consejo de la Judicatura, liderado, en este caso, por su Presidente Gustavo Jalkh.
¿Cuál es su evaluación del proceso de cooperación judicial a nivel regional?
Nosotros tenemos una vinculación directa con la Cumbre Judicial Iberoamericana (organismo en el cual Ecuador ocupa la Secretaria Pro Tempore). Hay tres pilares fundamentales a nivel iberoamericano en materia de justicia: por un lado está la Cumbre Judicial Iberoamericana, por otro lado está la Asociación de Fiscales Iberoamericanos y luego, estamos nosotros como Conferencia de Ministros de Justicia. Hay una relación intrínseca entre estas instancias, particularmente consolidadas a través de una red de cooperación jurídica internacional que ha permitido a operadores de justicia generar la confianza institucional para que, en casos que trascienden las fronteras de un país, haya comunicación para poder resolver temas que son comunes.
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